viernes, 5 de febrero de 2010

La Presidente de la Naciòn, anuncia el reemplazo de Martìn Redrado al frente del BCRA



El pasado 3 de febrero, la Presidente de la Naciòn, Cristina Fernandez, designò a la lic. Mercedes Marcò del Pont al frente del Banco Central de la Repùblica Argentina.
Marcò presidìa hasta ese momento el Banco de la Naciòn Argentina, cargo para el que fuera designada en 2.008.


Nació en 1959 en Barrio Norte. Allí se crió y allí vive. Los Marcó del Pont eran una familia de comerciantes catalanes que llegaron a la Argentina hacia 1785. En el siglo XIX, Antonino Marcó del Pont fue el primer presidente de Lotería Nacional y directivo del estatal Banco Argentino. El apellido materno de la actual jefa del Nación es Blanco. Su madre, Nélida Blanco, era cuñada de Rogelio Frigerio y también se había comprometido con el Movimiento de Integración y Desarrollo (MID), el partido también fundado por Arturo Frondizi en 1964.

Mercedes Marcó del Pont asistió a un colegio privado en la primaria, el Madame Renard, y a uno público en la secundaria, el Lenguas Vivas. De pequeña "era defensora de pobres y ausentes", recuerda. Pensó en estudiar medicina, pero terminó optando por la economía, "como ciencia social que atraviesa todos los aspectos de la vida".


Desde adolescente comenzó a militar en el MID. Pegaba los sobres con las boletas para enviárselas a los afiliados antes de las elecciones de 1973. Cansada de la secundaria, rindió libre el quinto año e ingresó a la carrera de economista en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Ya eran los tiempos de la última dictadura militar. Algunos de sus compañeros de estudios -Carlos Melconian era de la misma camada- recuerdan que, en las discusiones, Marcó del Pont ya se definía favorable a la sustitución de importaciones y estudiaba a Karl Max y Georg Hegel, pese a que soplaban vientos liberales entre los profesores y en el país, que se había abierto a lo importado bajo la conducción de José Alfredo Martínez de Hoz como ministro de Economía. Frigerio le contaba lo que sus docentes no le enseñaban.

Militante de la Unión Nacional de Estudiantes, una agrupación que nucleaba a desarrollistas y peronistas, ya desde aquel tiempo Marcó del Pont consideraba imposible la construcción del desarrollo sin la participación de la clase trabajadora, mayoritariamente representada por el peronismo.

En aquella época atendía un negocio de ropa con sus dos hermanas, con las que guarda una estrecha relación. Como no sólo era simpática, le sobraban pretendientes, y finalmente, a los 32 años, se casó con Jorge, un médico psiquiatra con el que tuvo tres hijos: María, de 14 años; Juan, de 12, y Josefina, de siete. Marcó del Pont aspira a que sus hijos sigan su mismo camino educativo: primaria privada (sus hijos menores van al Colegio San Agustín) y secundaria pública (la mayor asiste al ILSE). Trata de compatibilizar trabajo y familia y, cuando puede, va al cine o lee (ahora está con tres libros, uno de Martin Amis). En los veranos le gusta la tranquilidad de La Pedrera, en Uruguay.


Como investigadora de FIDE, fue designada consultora de organismos internacionales para proyectos de mejoramiento de las estadísticas de la provincia de Buenos Aires (1996) y la Capital Federal (1999-2000). Sus conocimientos en la materia la llevaron a convertirse en una crítica -puertas adentro del Gobierno- de la intervención del Indec que comenzó en enero de 2007. Redactó un proyecto de ley de reforma del sistema estadístico nacional, pero nunca lo terminó de presentar. Cuando en noviembre los Kirchner decidieron sacar a Miguel Peirano del Ministerio de Economía por su desacuerdo con la intervención del Indec, Marcó del Pont fue la única dirigente oficialista que lo defendió públicamente.

A Peirano lo conoce de cuando el ex ministro era economista de la Unión Industrial Argentina (UIA) en los 90. Valle y Marcó del Pont comenzaron a asesorar a la UIA, aún menemista, porque el díscolo Manuel Herrera había asumido como secretario de la entidad. Por aquellos años también integraron el Encuentro de Economistas Argentinos, a contramano del pensamiento dominante, junto a Eduardo Conesa, Juan José Guaresti, Eduardo Curia y Marcelo Lascano. Marcó del Pont se acercó a la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), aunque allí hay quienes la critican porque se concentró en la lucha contra el uno a uno, pero se alineó con los grupos económicos que apuntalan la UIA. Tomó contactó con Carlos "Chacho" Alvarez, pero la Alianza prefirió seguir con la receta económica de Menem.

En 2001 adhirió al Plan Fénix, que encabezaba Aldo Ferrer y reunía a economistas de la UBA que proponían una salida ordenada de la convertibilidad. En los comicios legislativos de ese año, apoyó la candidatura a senador del cura Luis Farinello. Ella y Valle nutrieron de ideas al entonces presidente de la UIA, José Ignacio de Mendiguren, que en 2002, en el gobierno de Eduardo Duhalde, los llevó como asesores de su ministerio, el de la Producción. Valle duró un mes; Marcó del Pont, tres y Mendiguren, cuatro. Los dos economistas de FIDE criticaban que la devaluación no hubiese sido acompañada por la inmediata aplicación de retenciones a la exportación y la creación de un impuesto extraordinario a los sectores concentrados de la economía. A ella le costó irse porque quería comprometerse con el modelo que siempre había defendido.

Marcó del Pont reconoce que Néstor Kirchner fue una "agradable sorpresa" y explica sus razones: la política de derechos humanos, la reforma de la Corte y la distante relación con el Fondo Monetario Internacional (FMI). En 2005, Alberto Fernández, amigo de siempre de una de sus hermanas, buscaba extrapartidarios para el Frente para la Victoria y le propuso a Marcó del Pont que fuera la segunda candidata a diputada de la nómina que encabezaba Rafael Bielsa. Le costó mucho aceptar, pero su marido la incentivó. La lista salió tercera, pero la economista resultó elegida. En 2007, secundó a Daniel Filmus en el camino al Senado. El salió segundo y ella no entró.

Como diputada mantuvo un perfil bajo, pese a que muchos habían pensado que iba a lucirse más. No habló mucho en el recinto, aunque sí dentro de su bloque para criticar algunas iniciativas oficialistas. A poco de asumir, defendió desde su banca la cancelación de la deuda con el FMI y en una sesión de madrugada abogó por un proyecto de ley a favor de las pymes que había promovido Roberto Lavagna y que ella reformó. El proyecto quedó trunco en el Senado porque Néstor Kirchner consideró que impactaría en el superávit fiscal.


Marcó del Pont promovió otra iniciativa para que la cuota Hilton, de exportación de carne de calidad a la UE, se distribuyera entre frigoríficos de capital nacional y entre las regiones de todo el país. La idea contó con el respaldo del sector ganadero y de los frigoríficos nacionales, pero fue rechazado por los brasileños, cada vez más presentes.

Cristina Kirchner y Alberto Fernández han querido levantarle el perfil a Marcó del Pont. En plena campaña electoral, el secretario general de la CGT, Hugo Moyano, la definió como "candidata a ministra". Pero ella respaldò a Martín Lousteau y sus amigos afirmaban, en aquel entonces, que nunca pisó cabezas para escalar.


(Fuente:La Naciòn)

1 comentario:

ANAHI CIBEIRA dijo...

Hola...gracias por pasar por mi blog...angeles y demonios es muy bueno ,por eso pienso visitrlos mas seguido...seguimos en contacto...suerte y adelante!!!!