El año que dejamos quizás no ha sido un muy buen año, pero si repasamos lo vivido siempre lo que dejamos atrás no tiene nuestras mejores definiciones o nuestros mejores recuerdos. Cada 31 de diciembre, esperamos que el año que se avecina sea mejor. Deseos de salud, trabajo, amor y prosperidad, abundan en las tarjetas de salutación. Siempre esperamos que el nuevo ciclo nos traiga todo aquello que no pudimos concretar. Y eso no es malo. Lo malo es que después nos sentemos a esperar que todo ocurra "mágicamente", para volver a llegar a un 31 de diciembre ansiosos por despedir a ese mal año de nuestras vidas
Tenemos 365 días por delante para cambiar esa actitud. Acompañemos a nuestros deseos, pongamos un poco de buena voluntad; no corramos detrás de un sueño: vayamos con él...Y si las cosas no salen como pensábamos, reveamos la situación, pensemos, busquemos la alternativa ó un nuevo objetivo. Aprendamos a equivocarnos y a volver a empezar sin echarnos la culpa. Después de todo, estamos acá para aprender.
No transitemos la vida, vivámosla. No traspasemos los días, construyámoslos. No tercericemos nuestros errores, asumámoslos.
Que el 31 de diciembre del 2011 en nuestro libro de vida, se encuentren más "positivos" en el "haber" que en el "debe".
Elba Montero
